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Santa Maria Rosa Molas

Santa Maria Rosa Molas y Vallvé (1815-1876)

La vida de María Rosa Molas es una palabra de consolación para el hombre de hoy. Sus contemporáneos afirman que «en el mundo estaba únicamente para consuelo de todos».

Maria Rosa Molas nació en Reus, el 24 de marzo de 1815, siendo bautizada al día siguiente con los nombres de Rosa Francisca María de los Dolores.

Hay en ella sentimientos de ternura y delicadeza, empatía delante el sufrimiento de los demás y creatividad para aliviarlos.

Desde su Primera Comunión vive una profunda experiencia de Dios, que la lleva a exclamar: «Quién llega a probar cuando dulce es Dios no puede dejar de caminar en su presencia».

Su experiencia espiritual marca su vida, y la hace entrar en un camino de humildad y abnegación, de olvido de sí misma y búsqueda incansable de la gloria de Dios y del bien de los hermanos. Es esta la actitud profunda de su vida, que expresa cuando repite: «Todo sea para gloria de Dios, bien de los hermanos, y nada para nosotras».

El 6 de enero de 1841 entra en una Corporación de Hermanas de la Caridad, que prestaban sus servicios en el Hospital y la Casa de Caridad de Reus. Allí da pruebas de caridad y humilde servicio a los más pobres.

Años después, con otras Hermanas es destinada a Tortosa, donde su campo de acción se amplía. Allí descubre que la corporación a la que ha entrado no está ligada a la Iglesia. Su inmenso amor a la ésta la lleva a dialogar con sus hermanas y a discernir el camino del Señor. El 14 de marzo de 1857, se pone bajo la obediencia de la autoridad eclesiástica de Tortosa. Se encuentra así, sin haberlo deseado, siendo Fundadora de una Congregación que, al año siguiente, el 14 de noviembre, recibe el nombre de Hermanas de Ntra. Sra. de la Consolación ya que el trabajo que realizaban estaba dedicado a consolar y atender a los más necesitados.

Fundada la Congregación, su misión consoladora se extiende por la Plana y el Campo de Tarragona. En el año 1876 María Rosa ha cumplido sesenta y un años. Ha trabajado mucho, ha sufrido en su cuerpo y en su espíritu a lo largo de su vida, consagrada totalmente al Señor y al consuelo y alivio del necesitado. Padece una grave enfermedad. Sigue amando la vida, a sus pobres, a sus enfermos, a sus abuelos, a sus alumnos, a sus hermanas... Está en el lecho de muerte. Y, desde el fondo de su alma, sale una frase como grito de oración: «¡Dejadme marchar!». Era el 11 de junio de 1876, domingo de la Santísima Trinidad cuando murió. Ella sigue viva en Dios y en su Obra.

Dividimos la historia de la Congregación en cuatro etapas definidas:

• 1ª etapa: Época fundacional marcada por la presencia de María Rosa Molas que va de 1857 a 1876. Se configura la identidad carismática de la Congregación, que se extiende por la diócesis de Tortosa.

• 2ª etapa: La Congregación se desarrolla dentro de España, más allá de la diócesis de Tortosa, donde nació. Va de 1876 al 1924.

• 3ª etapa: Las Hijas de María Rosa llegan a Venezuela, Argentina, Brasil, Italia, Bélgica, Portugal. Va de 1924 al 1973.

• 4ª etapa: Se amplía el campo apostólico de la Congregación, en Eslovaquia. En Asia, en Corea del Sur, Filipinas, Vietnam y Myanmar. En África, en Burkina Faso, Mozambique, Togo y Costa de Marfil. En América, en Chile, Ecuador, México, Bolivia y Perú.